Seminario Mayor, cuartel y Secretaría de Cultura

Breve historia del antiguo Seminario Conciliar de San José de Guadalajara, luego convertido en la famosa XV Zona Militar, y su relación con algunos Mártires jaliscienses de la persecución religiosa

Lic. Helena Judith López Alcaraz, cronista honoraria adjunta de Sahuayo

Este bello y enorme inmueble, que hoy es sede de la Secretaría de Cultura, albergó al Seminario Conciliar de San José, el Seminario Mayor de Guadalajara. Por sus corredores transitaron diversos Mártires Mexicanos, entre ellos los ahora Santos Justino Orona Madrigal (ingresó en 1894), David Galván Bermúdez (en 1895), José María Robles Hurtado (1901), Pedro Esqueda Ramírez (1908, luego de haber estudiado en el Seminario auxiliar de su natal San Juan de los Lagos) Genaro Sánchez Delgadillo y Sabás Reyes Salazar (1899; no terminó allí sus estudios, pues lo enviaron a la Diócesis de Tamaulipas). San Pedro Esqueda, en contraste, fue uno de tantos seminaristas echados a la calle en 1914, y se vio obligado a interrumpir sus estudios. De San Genaro Sánchez, que también entró allí, aún desconocemos el año en que ingresó, pero sabemos que fue al acabar la primaria y que se ordenó en 1911.

Fachada principal del «Edificio Arroniz», antiguo Seminario Diocesano de Guadalajara, como luce en la actualidad. Fotografía tomada por la autora.

El inmueble también era conocido como «Edificio Arroniz», en recuerdo de quien lo proyectó e inició su edificación, el ingeniero Antonio Arroniz Topete, originario de Ameca, Jalisco, y casado con Elena Ponce Dávila. El terreno, originalmente, había sido ocupado por religiosas agustinas, cuyo convento databa de 1733. A causa de las Leyes de Reforma, las monjas fueron desalojadas y el edificio quedó abandonado. En 1868 se le cedió a la Arquidiócesis para que allí se instalara el Seminario. Allí empezaron sus estudios Santos Mártires como Julio Álvarez Mendoza (1880), José Isabel Flores Varela (1887) y Cristóbal Magallanes Jara (1888), ordenados respectivamente en 1894, 1896 y 1899.

En 1890, dados los daños estructurales, el entonces Arzobispo, D. Pedro Loza y Pardavé (muerto en 1898), recomendó que fuera reconstruido. La obra quedó a cargo del ingeniero Arroniz.

Ingeniero Antonio Arroniz, cuyo apellido dio nombre al edificio que alguna vez albergó a los seminaristas tapatíos, el día de sus nupcias canónicas con Elena Ponce Dávila, el 2 de febrero de 1882 –esto es, ocho años antes de empezar la comisión de Pedro Loza–. Fotografía digitalizada por Bernardo Camacho García.

El edificio que hoy conocemos empezó a ser construido en 1891 y fue finalizado en 1904, si bien fue inaugurado dos años antes. En ese año, el Arzobispo José de Jesús Ortiz, sucesor de Jacinto López y Romo y antecesor de Francisco Orozco y Jiménez, determinó separar los Seminarios Mayor y Menor; el primero se quedó en el flamante inmueble.

En 1914, al llegar las tropas carrancistas encabezadas por Álvaro Obregón Salido, éstas incautaron el Seminario. Con lujo de violencia, arrojaron a los estudiantes a la calle y destruyeron la biblioteca y los gabinetes de física y química; además remataron los libros.

Así lucía el ex Seminario tapatío, posteriormente XV Zona Militar, hacia finales del siglo XIX. Fotografía editada y ampliada por la autora.

A partir de entonces el edificio fungió como cuartel y como sede de la famosa XV Zona Militar de Guadalajara, V a partir de 1995. En 2009, la Secretaría de la Defensa Nacional lo cedió al Gobierno jalisciense –entonces encabezado por Emilio González Márquez– y se instaló allí el Museo de Arqueología de Occidente, inaugurado en 2011. Cuatro años más tarde, el Museo pasó a ser, y hasta la fecha, la sede de la Secretaría de Cultura del Estado de Jalisco. Su fachada principal se encuentra en la calle Zaragoza, justo enfrente de la Escuela Preparatoria #1.

Vale la pena hacer mención de la actual biblioteca del recinto, en la cual se resguarda el acervo del historiador y genealogista Gabriel Agraz García de Alba.

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El calicanto en Sahuayo. Tradición románica que perdura en el siglo XIX, que llega a la actualidad.

Francisco Gabriel Montes

El calicanto, es una mezcla de cal, canto (piedras de río), arena, tierra y como diluyente del agua. Se dice que surgió este tipo de materiales de construcción en el siglo II a.C., en el imperio romano; se construyeron con calicanto, fortalezas, castillos, puentes, torres y muros que buscaban paredes verticales y fuertes. Se siguió usando en todas las etapas históricas, la edad media, el renacimiento y llegó con los europeos a América y a la Nueva España, para continuar su tradición de construcción arquitectónica en el siglo XIX y principios del siglo XX.

El calicanto, según nos dicen algunos expertos, que tiene las características siguientes:

  • Alta Resistencia: Los muros de calicanto son conocidos por su solidez y resistencia a los terremotos y al paso del tiempo.
  • Excelente Aislamiento Térmico: La porosidad de la mezcla de calicanto proporciona un buen aislamiento térmico, reduciendo la necesidad de sistemas de calefacción y refrigeración.
  • Durabilidad: El calicanto, con el mantenimiento adecuado, puede durar siglos.
  • Estética: La textura y el color del calicanto aportan una belleza natural y rústica a las construcciones.
  • Respiración: Permite la transpiración de la pared, evitando la acumulación de humedad. (Padua, Materiales, 2025)

En Sahuayo, existen viejas construcciones que vienen del siglo XIX. Ponemos cuatro ejemplos: el templo de Santiago en el centro de la ciudad, aunque cubierto de cantera el edificio, hay una parte final del templo por la calle Sahagún, que nos muestra el calicanto usado en su original construcción hacia 1850 en adelante.

El templo del Sagrado Corazón de Jesús, es uno de los monumentos que expone en su lado norte del edificio, las diversas etapas de construcción que se iniciaran en 1882; se puede notar el calicanto, exquisito, revuelto con zonas de ladrillo.

Una casa fabulosa, del siglo XIX, es la del Padre Trinidad Barragán, que muestra un calicanto fin, hace esquina con Guerrero y Abasolo; propiedad que fue de los padres del sacerdote y ahora de la parroquia de Santiago.

También se puede disfrutar de la construcción de calicanto y ladrillo, del antiguo acueducto en las afueras de Sahuayo, hacia la zona del rincón de San Andrés, sobre el lecho del río Sahuayo, que fuera construido por un ayuntamiento en los últimos años del siglo XIX.

La influencia románica, posteriormente medieval y renacentista se ve en estos edificios históricos que tiene la ciudad de Sahuayo, que durante el siglo XIX casi todas las construcciones, estaba hecha de calicanto; en las casas habitación, arquerías en el centro de la población y casonas solariegas.

Referencias

Padua Materiales: paduamateriales.com/

La gloria de Dios en Guadalupe Zacatecas.

Capilla de Nápoles Exconvento y Colegio  propaganda Fide.


El nombre de “Capilla de Nápoles” se debe a la imagen titular a quien está dedicada, que fuera donada a la orden franciscana de esta comunidad por Isabel de Farnesio, Princesa de Nápoles y esposa del Rey Felipe V de España. Es una de las mejores manifestaciones de la arquitectura religiosa del siglo XIX, con acabados en estuco laminado de oro de diversos quilates y un artístico entarimado del piso, formado con maderas finas que dan forma a simétricas figuras geométricas, que a su vez conforman una grandiosa de rosa de los vientos. Su construcción comenzó en 1845, pero fue suspendida varias veces durante la guerra de Reforma y la exclaustración temporal que vivieron los franciscanos. Fue en 1866 cuando se concluyó y fue solemnemente dedicada a la Purísima Concepción.

Fuente: México Secreto Guiado 

Santuario de Nuestra Señora del Carmen: Tlapujahua, Michoacán.

Virreinato de la Nueva España. Arquitectura

Este Santuario, que antiguamente era la Parroquia de San Pedro y San Pablo es toda una joya arquitectónica construida en el auge minero de la población en el siglo XVIII. La decoración del interior es del estilo ecléctico hecha por Joaquín Orta Menchaca en 1905. Se venera a la virgen del Carmen que fue pintada en 1625 sobre un muro de adobe.

La iglesia que se construyó era pequeña y mal distribuida, en el siglo XVIII se demolió esta primera parroquia y edificó una nueva, digna de admiración, el interior estaba adornado con cinco maravillosos retablos y la opulencia había dejado su huella en los ornamentos y mobiliario, así como vasos de plata para consagrar, de todos tamaños, una custodia dorada y lámparas.

El siglo XIX trajo consigo cambios esenciales en el templo, la torre principal fue destruida por un rayo y los retablos de madera dorados fueron sustituidos en forma paulatina, las piezas de plata desaparecieron poco a poco, unas a causa de las guerras civiles de la época y otras debido a que fueron vendidas por los párrocos para sufragar los gastos de reparaciones del monumento.

El Altar Mayor fue transformado en gran medida durante los años treinta, colocándose al centro la imagen de la Virgen del Carmen, trasladada desde la capilla levantada en su honor, destruida por incendio.

La imagen, asombrosamente conservada se trasladó a la parroquia situándola al centro del Altar Mayor, finalmente en 1958 se trajo en las obras de decorado de una parte del Altar Mayor, cerca la imagen de la Virgen del Carmen. Imagen que año con año recibe miles de peregrinos.

El antiguo palacio legislativo de México, lo que iba a ser y no fue.


En 1897 el gobierno de Porfirio Díaz lanzó una convocatoria para el proyecto de un palacio legislativo de grandes dimensiones, que albergaría además de las cámaras de senadores y diputados, dependencias de gobierno y oficinas.

Así quedaría el palacio legislativo de México.

El fallo fue dado al arquitecto italiano Paolo Quaglia, quien murió antes de poder iniciar el proyecto. Entonces el proyecto se comisionó al arquitecto Émile Bénard; la realización del proyecto que de haberse construido hubiera tenido mayores dimensiones que el Capitolio de Washington D. C. El sitio elegido para la edificación fueron unos terrenos pantanosos cerca de la colonia Tabacalera y del Paseo de la Reforma.

La primera piedra del monumento fue puesta por Porfirio Díaz el 23 de septiembre de 1910 como parte de los festejos del Centenario de la Independencia de México. Debido a los retos que suponía la cimentación del edificio en un terreno inestable, se utilizó una solución innovadora entonces, mediante una estructura metálica hecha por Miliken Bros., en Estados Unidos. La construcción se detuvo abruptamente ante el inicio de la insurrección armada de la Revolución mexicana.

El gobierno de Francisco I. Madero una vez en el poder intentó reanudar las obras pero su fallecimiento interrumpió la construcción, quedando en lo sucesivo solo la estructura de acero central del futuro palacio, que hubiera sido el Salón de los Pasos Perdidos.

Dicha estructura quedaría abandonada y en permanente desgaste. Émile Bénard volvería a México para intentar dar vida a su proyecto en 1922 llamándole Panteón a los Héroes. El presidente electo Álvaro Obregón aceptó su proyecto, pero fue asesinado en 1928 y Bénard murió en 1929. Actualmente es el Monumento a la Revolución Mexicana.


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Basílica de Ocotlán en Tlaxcala  1687 a 1790


Es uno de los templos-santuarios católicos, más importante del estado de Tlaxcala, y está conformado por un grupo de construcciones que fueron edificados en diferentes etapas históricas.


El conjunto arquitectónico se encuentra emplazado sobre una colina en las inmediaciones de la Ciudad de Tlaxcala. El conjunto se complementa con dos edificaciones: la Capilla de Guadalupe, que hoy se ocupa como baptisterio y en la que se pueden apreciar cuatro vitrales alemanes y al extremo opuesto el portal de peregrinos.

La fachada:


Esta semeja a un retablo cubierto por una concha. Como todas las fachadas de arte sacro, cumple una función didáctica, para que el pueblo, a través de símbolos y figuras, entienda los misterios de la fe que profesa. Construida con ladrillo recortado y recubierto por argamasa (cal y arena), y para darle un colorido blanco, le aplicaron lechada de cal; realizada con la finura y color del alfeñique (dulce de Almendra) por verdaderos maestro en el arte de la yesería propio de la región, que muestra en conjunto mucha simetría y equilibrio. Debió construirse entre 1760 y 1790.

Se considera como la cumbre del barroco churrigueresco, admirada y elogiada lo que ha llevado a su reproducción en varios libros de arte.


El punto de convergencia de esta fachada es la ventana-coral en forma de estrella en la que destaca la figura aérea de la Virgen.


Las torres gemelas tiene una altura de 33 m y encuadran la gran fachada. Ambas torres culminan en lo alto con una cupulita con linternilla, en donde se anclan respectivamente dos magníficas cruces de hierro forjado. Sus bases de planta mixtilínea, tapizadas de ladrillos hexagonales con empalmes de cal, su ornamentación se produce en ambos campanarios ambientando con un fuerte y cálido colorido. El total de columnas en ambas torres es de cuarenta, más 24 florones o remates, su construcción data del último tercio del siglo XVII.

Fuente: Virreinato de la Nueva España. Arquitectura.

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La Capilla de La Palma, vestigios de la hacienda. Data de 1795

Francisco Gabriel Montes

La Capilla de templo del Sagrado Corazón de La Palma es la única parte que queda de la antigua hacienda de La Palma. Era dedicada a San José y la construyó el padre don Marcos Castellanos Mendoza, cura interino de la Parroquia de Santiago Apóstol de Sahuayo.

Por aquellos años que fue cura interino, no solo hizo la capilla de La Palma, sino que también hizo las capillas de Cojumatlán y de Guarachita. La Capilla es sobria, simple y sufrió modificaciones a lo largo del siglo XIX, en tiempos del señor cura Antonio Escoto, también por parte del señor Cura Macario Saavedra que en 1886 dice en carta al obispo, que remodelaron el altar que era de piedra.

La remodelación mas profunda, la hizo el padre Jesús Rojas en 1922 que dejó el altar nuevo, tal como hoy lo vemos y se ha conservado a lo largo de más de 102 años. Las remodelaciones han sido constantes, de hecho el actual párroco J. Refugio Maravilla también realizó arreglos, así como el Padre José Luis Villaseñor.

La Capilla es esa parte maravillosa, que se conserva de la Nueva España, del esplendor de aquellos pequeños templos de las haciendas, que en su mayoría fueron derrumbados u olvidados. La Palma de Jesús conserva esta vieja construcción anexa al actual templo, porque así lo decidió el párroco que en 1945, construyera el templo actual, el padre Enrique Sánchez Navarro.

Las Zarquillas, en movimiento

Francisco Gabriel Montes Ayala

Las Zarquillas, es una población del oriente de la ciénega de Chapala en Michoacán. Siempre es visible, cuando uno transita de Jiquilpan a Zamora. Pasando Nicolás Romero, el antiguo pueblo de la hacienda de Guaracha, que se llamaba el Capadero, comienzas a ver una extensa llanura que se abre hacia la parte norte, amplia, basta, llena de sembradíos y al fondo los cerros aledaños al basáltico pajacuarense. Al avanzar por la carretera recta, vas a ver a la izquierda el caserio, asentado en un cerrito, y entonces vez el enorme arco de entrada del pueblo, y digo enorme, porque es impresionante con su «bienvenido a Las Zarquillas».

Debe uno cruzar el arco, para tomar la  carretera, que no sobrepasa los 4 kilómetros para llegar hasta las primeras casas de la población, que te recibe con el letrero de Las Zarquillas; tomas una calle recta, pasas la antigua escuela que data de los años cincuentas, cuando el gobernador Dámaso Cárdenas, las casas, muchas de ellas, son construcciones tradicionales, pero otras muestran el avance que han hecho los migrantes con distintos estilos arquitectónicos que son impresionantes. Si usted sigue hasta terminar la calle, llega a la Plaza, y aún lado de ella, está la presa, que es un embalse con una belleza inigualable por los cerros que lo circundan, pero hoy se encuentra seco. Usted puede seguir hacia el cerro y llegar hasta otra comunidad que se llama el Varal.

Al llegar a aquella parte del pueblo, no encuentra uno el templo, hasta retornar o tomar otras calles, y luego encuentras la nueva plaza en desniveles, que tiene un kiosko a manera de huatápera;  esta plazoleta está sobre la calle que te lleva a la capilla, que pertenece a la parroquia de Villamar. 

El templo, en su construcción, y en su sobriedad, nos muestra el trabajo de remuneración de la pintura exterior por parte de  los migrantes, tanto la plaza como esta y otras mejoras, son sin duda obra de la cooperación de los hijos ausentes, siempre comprometidos con su comunidad.

Hoy se trabaja arduamente en el nuevo cementerio que han nombrado «José Sánchez del Río», simple y sencillamente porque el niño mártir, el santo sahuayense, tenía familiares en aquella comunidad. Los migrantes han trabajado mucho para conseguir recursos y abrir el cementerio, que parecía que nunca se iba a conseguir trabajar en el predio destinado para ello. Hoy es una realidad.

Las Zarquillas siempre en movimiento, es una comunidad que bien vale la pena visitar. Silenciosa, apacible, en paz, es una comunidad de nuestra región de la ciénega, una mas que engrandece a esta región del estado.

477 años de fundación Convento agustino de San Nicolás Tolentino


Es considerado como uno de los monumentos históricos más importantes del estado de Hidalgo, así mismo, desde el punto de vista arquitectónico y pictórico, constituye uno de los mayores ejemplos de arte novohispano del siglo xvi.
Se encuentra localizado en la ciudad deActopan, en el municipio homónimodentro del estado de Hidalgo, México.
Pertenece a los denominados “convento-fortaleza”, el complejo cuenta con un atrio con cruz atrial; una capilla abierta; una iglesia de una sola nave con una torre campanario, una sacristía, y unbaptisterio; un convento con un pórtico, un claustro, corredores de estudio,cocina, refectorio, caballerizas; y unahuerta, así como los restos de una enorme cisterna y aljibe para los usos de la comunidad.
Muestra una combinación de estilos arquitectónicoscomo: el Plateresco, el Mudéjar, elGótico, el Románico y el Renacentista; y después se agregaron elementos delNeoclásico y Barroco.
La fundación del convento se da en 1546 por la Orden de San Agustín, aunque oficialmente fue ordenada en 1548, la obra se le atribuye a fray Andrés de Mata.La construcción empezó en 1550 y para 1560 el conjunto ya se encontraba concluido.
Según el Diccionario universal de historia y de geografía, la ciudad de Actopan fue fundada el 16 de julio de 1546;
Aunque la fecha en que se celebra el aniversario de la fundación de la localidad corresponde al 8 de julio. La primera acta de bautismo en la Iglesia de Actopan de que se tiene noticia, está fechada el 8 de julio de 1546, fecha que coincide con la fundación del curato. En el mismo año Actopan fue elevado a la categoría de pueblo, encomendada a Rodrigo Gómez de parte de los agustinos.En un muro del claustro alto del se lee: “Este curato se fundó en el siglo 16. á 8 de julio de 1546. á los 24 á 10 meses y 25 días de la Conquista de Mejico, que fue en 13 de agosto de 1521”

Fuente: Virreinato de la Nueva España. Arquitectura.

Templo y ex convento de San Andrés Mixquic

El templo y exconvento de San Andrés Apóstol de Míxquic es un conjunto arquitectónico religioso que se encuentra en San Andrés Míxquic, uno de los siete pueblos originarios de la delegación capitalina de Tláhuac (México). El edificio fue declarado monumento histórico en 1932 y está dentro de los bienes inscritos en el Catálogo de Monumentos Históricos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) de México. En 1987 fue incluido en la zona de monumentos históricos de Xochimilco-Tláhuac-Milpa Alta decretada por el expresidente Miguel de la Madrid Hurtado en 1987. Este polígono es el núcleo del área chinampera declarada Patrimonio de la Humanidad por Unesco

La cristianización de Míxquic fue una tarea asignada a los agustinos, que fueron la tercera orden mendicante que llegó a Nueva España en 1533, después de los franciscanos y los dominicos. Sin embargo, es probable que ya algunos habitantes originarios hubieran sido cristianizados por los franciscanos, que pasaron por la localidad acompañando a los conquistadores en 1519. En 1536, los agustinos llegaron por primera vez a Míxquic, y ahí comenzaron la construcción del primer convento de la localidad. Se atribuye esta iniciativa a los frailes Jorge de Ávila y Jerónimo de San Esteban. Al parecer, el conjunto conventual fue consagrado a san Andrés Apóstol porque la principal actividad de los mixquicas era la pesca. Este edificio se cayó casi completamente al iniciar el siglo XVII como consecuencia de un terremoto que sacudió el sur del valle de México, sólo quedó en pie el campanario. La edificación que se observa en la actualidad fue concluida en 1563 y la fachada en 1620.Alrededor de 1668, Simon Pereyns realizaba los retablos del templo, de estos sólo se conservan algunas esculturas de madera estofada y el altar lateral dedicado a la Virgen de Guadalupe. La celebración del Día de los Muertos, dentro del panteón, es manifestación de una cultura propia que se expresa en esta tradición.

Es uno de los muy pocos atrio – panteón que existen en el país y de esta dimensión sin duda es el más grande.

Fuente: Virreinato de la Nueva España. Arquitectura.