Francisco Gabriel Montes Ayala *Colaborador



Fray Bernardino de Sahagún en el libro II de la Historia General de la Cosas de la Nueva España, en su apéndice II ( Editorial Porrúa) hace una relación de edificios del gran templo de México: en el lugar 41 dice lo siguiente: «El cuadragésimo primero edificio se llama Hueitzompantli; era el edificio que estaba delante del cu de Huitzilopochtli, donde espetaban las cabezas de los cautivos que allí mataban a reverencia de este eficio, cada año en la fiesta panquetzaliztli.»
Esta fiesta, «era un día después del mes que se llama ochpaniztli » donde los dueños de los esclavos, sin precisar hombres, mujeres o niños, se preparaban «estas fiestas solo las hacían los mercaderes que compraban los esclavos» estos visitaban a sus familias y las casas de sus dueños «y algunos que tenían buen corazón, y 0tros no podían comer, con la memoria de la muerte que luego habían de padecer«- Dice Sahagún, que los primero cuatro sacrificados era en el juego de pelota «dos a honra del dios Amapan y otros dos a honra del dios Oappatzan, cuyas estatuas estaban junto al Tlachco (juego de pelota), en habiéndolos muerto arrstrábanlos por tlachco- ensangrentábase todo el suelo con la sangre que de ellos salían yéndolos arrastrando-« Asimismo asesinaban a cautivos sin precisar cuantos, «les sacaban el corazón» y mientras algunos peleaban en dos bandos «tomaban luego a los cautivos y a los otros esclavos que habían de morir y traíanlos en procesión alrededor del cu solo una vez» posteriormente Fray Bernardino, narra que «llegando arriba mataban primero a los cautivos, para que fuesen delante de los esclavos, y luego mataban a los esclavos…descendían el cuerpo por las gradas rodando, derramando por ellas la sangre; así hacían a todos los esclavos que mataban a honra de Huitzináhuatl, solos ellos morían, ningún cautivo moría con ellos, matábanlos en su cu de Huitznáhuatl.» esto el primero y tercer día; el cuarto día, los muertos habían sido repartidos para comer y decapitados para ser espetados. Anexados al Hueytompantli. Así se hacía la colección.
Fray Toribio de Benavente dice: » Las cabezas de los que sacrificaban, especialmente tomados en guerra, desollábanlas y si eran señores o principales personas los así presos, desollábanlas con sus cabellos y secábanlas para guardar. De estas había muchas al principio; y sino fuera porque tenían algunas barbas, nadie juzgara sino que eran rostros de niños de cinco o seis años, y causábanlo estar, como estaba, secas y curadas. Las calaveras las ponían en unos palos que tenían levantados a un lado de los templos del demonio; de esta manera: levantaban quince o veinte palos más y menos de largo de cuatro a cinco brazas fuera de tierra y en tierra entraba más de una braza, que eran una vigas rollizas apartadas una de otras cuando como seis pies y todas puestas en hilera, y todas aquellas vigas llenas de agujeros; y tomaban las cabezas horadadas por las sienes y hacían unos sartales de ellas en otros palos delgados pequeños y ponían los palos en los agujeros que estaban hechos en las vigas que dije, y así tenían quinientas en quinientas y de seiscientas en seiscientas y algunas partes de mil en mil calaveras; y en cayéndose una, ponían otras, porque valían muy barato; y en tener aquellos tendales muy llenos de aquellas cabezas mostraban ser grandes hombres de guerra y devotos sacrificadores de sus ídolos»
Actualmente se han descubierto dos columnas circulares de más de cuatro metros de altura que flanqueaban estos postes, compuestas por hileras de calaveras unidas con argamasa. Hasta hoy, se han identificado 655 cráneos humanos: 60% masculinos, 38% femeninos y 2% de infantes.
Pero aquellas que eran solo en columnas de palos, seguramente se perdieron los miles de restos humanos.
Fuentes consultadas:
1.-Historia General de las Cosas de la Nueva España, de Fray Bernardino de Sahagú, Libro II, Apéndice II, Editorial Porrúa.
2.-Historia de los Indios de la Nueva España de Fray Toribio de Benavente, Motolinía, Tratado I, Capítulo 9, pág. 42 y 42, Editorial Porrúa
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