Verne predijo algo parecido a internet en una obra inédita poco conocida llamada “París en el siglo XX”. Y no fue publicada en su época a causa de su concepción catastrófica de la vida y la sociedad, curiosamente, muy similar a la actual. Verne también imaginó la televisión y el helicóptero, así como la subida al poder del Nacional socialismo en la figura de Hitler.
El primer submarino fue otra de sus fantasías hechas realidad. El maravilloso Nautilus de “20.000 leguas de viaje submarino” no sólo deslumbró a los lectores por su originalidad, sino también por la autosuficiencia del aparato que permitía vivir en el mar sin tocar tierra firme. Aunado a la sabiduría del Capitán Nemo y sus aventuras.
Sin embargo, son sus obras “De la Tierra a la Luna” y “Alrededor de la Luna”, las que han cimentado la fama profética de Verne. En ellas el escritor brinda detalles precisos que, posteriormente, dejaron pasmados a los expertos cuando el hombre puso por primera vez el pie en la Luna. En esas novelas Verne eligió a Estados Unidos como país financiador del proyecto y al estado de Florida para el lanzamiento; un lugar muy próximo a Cabo Cañaveral. Y aún más: en la novela, el aterrizaje también se produce en el mar, a escasas cuatro millas del lugar en el que amarizó el Apolo 11. Tanto la velocidad de la cápsula como sus dimensiones se aproximan mucho a las reales de aquel Apolo 11 tripulado, también por tres astronautas…
Todo esto demuestra que Verne fue un pozo de ciencia. Aunque también existe la creencia de que formó parte de una milenaria sociedad secreta (la masonería) y tuvo acceso a datos que muy pocos hombres conocían. Su atracción hacia la criptografía quedó plasmada en muchas de sus obras y hay quien encuentra un mundo oculto y esotérico incluso en los nombres de sus personajes.
Alhóndiga «de Granaditas» en la ciudad de Guanajuato, Guanajuato. Es u edificio emblemático de rara belleza.
La construcción se inició en 1796, por orden del virrey Miguel de la Grúa Talamanca de Carini y Branciforte,, conocido más bien por el último de sus apellidos; la obra arquitectónica fue proyectada por el arquitecto José del Mazo y Avilés.
Los encargados de los trabajos fueron el maestro Juan de Dios Trinidad Pérez y Francisco Ortiz de Castro. Fue concluida el 7 de noviembre de 1809.
Su fin principal era el almacenaje de granos, para ser un almacén que pudiera satisfacer la demanda de granos en la ciudad de Guanajauato.
La historia nos recuerda que la finalidad para lo que fue construida duró poco, ya que a los pocos meses, en septiembre de 1810, la ciudad fue tomada por los insurgentes bajo el mando de don Miguel Hidalgo; la toma de la alhóndiga fue un acontecimiento traumatismo, debido a que allí perecieron muchos ciudadanos españoles residentes en la ciudad, que fueron masacrados por los insurgentes.
En este edificio, en sus cuatro vértices de las bardas del cuadrilongo, colgaron las cabezas de los primeros jefes insurgentes desde 1811 que fueron fusilados, hasta el año de 1821.
Zamora 21 de junio de 2023.- En el CRAM Zamora se dieron cita, personal de la Secretaría de Cultura del Gobierno estatal, con miembros de las redes culturales del Bajío y de la región Lerma Chapala. El encuentro inició a las 12 del día, dirigida por Cinthya Ireri Vargas Cervantes , Directora de vinculación e integración cultural, quien dio la bienvenida a los asistentes y explicó de qué se trataba la reunión.
Luego de la presentación de los asistentes de los diversos municipios, tenencias y comunidades autónomas, se dio paso a los aspectos para la conformación de los consejos de cultura; se entregó un reglamento, con el fin de revisarlo por los integrantes de las redes y proponer cambios o modificaciones, en un periodo no mayor a los 30 días.
Se les invito a que se realice un diagnóstico que va más encaminado a funcionarios de los gobiernos municipales que cubren puestos en la área de cultura, bien sea secretaría de cultura municipal, o directores de casas de cultura dependientes del gobierno municipal; pero se dejaron fuera a las organizaciones no gubernamentales, asociaciones civiles y comunidades autonomas que operan casas de cultura, centros educativos culturales u otros entes no gubernamentales, lo que generó dudas entre los asistentes.
Se pidio por parte de organizaciones no gubernamentales el apoyo, y se les dio respuesta con la promesa de integrarlos. Cabe recordar que las redes están formadas en su mayoría por asociaciones civiles, organizaciones no gubernamentales, así como promotores culturales independientes que trabajan, la mayoría de las veces, sin un solo recurso ni municipal, ni estatal, pero que sostienen casas de cultura, centros educativos-culturales que desarrollan sus actividades, muchas de las veces, hasta en casas de particulares, pero son un bastión en la cultura que forma y educa en comunidades autónomas, tenencias y encargaturas del orden.
Aquí la pregunta obligada es ¿por qué organizaciones como estas, no se les apoya, cuando son ellas las que son los principales actores de las redes? Dijeron algunos asistentes, que se tiene la confianza que el gobierno encabezado por Alfredo Ramírez Bedolla, tenga a bien tomar en cuenta y haga un llamado a los municipios a que integren a todos estos actores de las redes culturales, a una forma en la que sean parte de ser tomados en cuenta.
La reunión concluyó a las 2. 30 de la tarde, con la foto del recuerdo.
El encargado del embalsamamiento fue el doctor Licea, si bien se permitió que el doctor Basch estuviera presente, además del doctor Szender, quien había venido con el barón de Magnus desde San LuidsPotosí, trayendo sustancias para el proceso (éste último, finalmente, sí ayudó). Por los numerosos tiros en el cuerpo, no pudieron embalsamar a Maximiliano con la técnica moderna de ese tiempo que era a través de inyecciones con sustancias, así que hicieron una combinación de eso, y la técnica egipcia, para lo cual, tuvieron que sacar todas las víseras, desecándolas y poniéndolas en vasijas. También le pusieron ojos de vidrio de color negro. Antes del proceso, Lícea encontró al cuerpo totalmente desnudo en la Iglesia, con las ropas ensangrentadas a un lado (las cuales pidió el fotógrafo Aubert permiso de fotografiar) y viendo que ya no era posible volver a usar las mismas, pidió al gobierno que le proporcionaran otra ropa. El gobierno le dijo que no había dinero para eso y Lícea trajo entonces de su propia ropa para vestirlo cuando ya estuviese embalsamado. Hizo también una máscara de yeso de su rostro la cual, junto con parte de la ropa de la ejecución y algunos cabellos, pretendió vender a la princesa de Salm Salm alegando que lo hacía porque no le habían pagado y además él había tenido que dar su ropa. La princesa de Salm Salm denunció esto a Juárez y tales objetos fueron confiscados. El cadáver quedó no tan bien, pero quedó, no desprendía ningún olor y fue puesto en un ataúd al que por desgracia después se le rompió un vidrio, debido a que uno de los soldados recargó su fusil en él para verlo. No se dieron cuenta de la rasgadura y así fue trasladado a la ciudad de México. En el camino, cayó en un manantial y le entró agua, lo cual echó a perder parte del embalsamamiento, así que en la ciudad de México, encargaron que le hicieran otro. Así pues, en la capilla de San Andrés (hoy demolida), que fue su última morada en México, se hizo de nuevo el proceso, teniendo que colgar al cadáver de una lámpara para que escurriera todo el líquido, y luego se volvió a empezar. Se le vistió entonces de general, y se le metió en un triple ataúd, para que ya no sucedieran más accidentes.
En los años sesenta se reunieron un grupo de cristeros entre Jefes y oficiales y ex combatientes en la hacienda de Las Puentes, del municipio de Jiquilpan, propiedad de la familia Gálvez; fotografía proporcionada por Alfredo Vega de Sahuayo, Michoacán.
De izquierda a derecha 1 Alfredo Galvez Villaseñor, 2 Salvador Gálvez, 3 Jose Luis Herrera, 4 Adan Gálvez, 5 Aurelio Gómez Gálvez, 6 Guillermo Sánchez del Rio, 7 Bernardo González Cárdenas, 8 Jesús Gómez Galvez, 11 Miguel Sánchez del Rio, Hernano de joselito. 12 General Cristero Ignacio de Jesús Sánchez Ramirez, 14 Gollo Galvez,15 Luís Gonzalez y González, 16 padre Federico Gonzalez Cárdenas,17 Manuel Galvez, 19 José Gomez Gálvez, 20 Miguel Picazo, hermano de Rafael Picazo, 21 Don Luís Luna, 23 José Anaya, 25 Jesus Galvez Riquitus.
Jefes, oficiales y combatientes cristeros años después
La Casa Alvarado es la sede de la Fonoteca Nacional, un edificio del siglo XVIII construido con influencia andaluza y morisca declarado monumento histórico por la Dirección de Monumentos Coloniales el 27 de abril de 1932. Dicho inmueble, pese a las creencias populares, no guarda relación con Pedro de Alvarado. Hasta 1904 llevó el nombre de Quinta Rosalía, pero una de sus dueñas encontró el apellido Alvarado en los documentos antiguos de propiedad del inmueble y decidió poner el nombre de Casa Alvarado al exterior de la casa. Previamente, el inmueble ha tenido diversas funciones: biblioteca de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, librería de la Secretaría de Educación Pública, sede de la Enciclopedia de México, de la Dirección de Estadística, y de la Fundación Octavio Paz. Asimismo, de diciembre de 1997 a abril de 1998, fue residencia de Octavio Paz y falleció en el inmueble. El 4 de agosto de 2004, la Secretaría de la Función Pública cedió —en calidad de comodato— la Casa Alvarado al Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, para ser la sede de la Fonoteca Nacional. En septiembre de 2005 iniciaron las labores de restauración en las que especialistas (arquitectos, historiadores y restauradores) le devolvieron sus condiciones arquitectónicas y colores originales. Además, se rehabilitó su jardín histórico gracias al proyecto del arquitecto holandés Keess Van Roij quien le devolvió la vegetación característica de Coyoacán.
Fuente: Virreinato de la Nueva España. Arquitectura.
En el año de 1892 murió don Carlos Fuero. Una calle en la ciudad de Saltillo, Coahuila, una en Parral y en la capital de Chihuahua, llevan su nombre. La historia es digna de ser conocida por ustedes, mis queridos amigos. A la caída de la ciudad de Querétaro, quedó prisionero de los «Juaristas», el General don Severo del Castillo, Jefe del Estado Mayor de Maximiliano. Fue condenado a muerte, y su custodia se encomendó al Coronel Carlos Fuero. La víspera de la ejecución del general don Severo del Castillo, dormía el Coronel Fuero, cuando su asistente lo despertó. El General del Castillo, le dijo, deseaba hablar con él. Fuero, se vistió de prisa y acudió de inmediato a la celda del condenado a muerte. No olvidaba que el Gral. don Severo del Castillo, había sido amigo de su padre.
– Carlos – le dijo el General, – perdona que te haya hecho despertar. Como tú sabes me quedan unas cuantas horas de vida, y necesito que me hagas un favor. Quiero confesarme y hacer mi testamento. Por favor manda llamar al padre Montes y al licenciado José María Vázquez.
– Mi General – respondió el Coronel Fuero, – No creo que sea necesario que vengan esos señores. – ¿Cómo? – se irritó el General Del Castillo. – Deseo arreglar las cosas de mi alma y de mi familia, ¿y me dices que no es necesario que vengan el sacerdote y el notario? – En efecto, mi General – repitió el Coronel republicano. – No hay necesidad de mandarlos llamar. Usted irá personalmente a arreglar sus asuntos y yo me quedaré en su lugar hasta que usted regrese. El General Don Severo se quedó estupefacto. La muestra de confianza que le daba el joven Coronel Fuero,era extraordinaria. – Pero, Carlos – le respondió emocionado. – ¿Qué garantía tienes de que regresaré para enfrentarme al pelotón de fusilamiento? – Su palabra de honor, mi General – contestó Fuero. – Ya la tienes – dijo don Severo abrazando al joven Coronel. Salieron los dos y dijo Fuero al encargado de la guardia: – El señor General Del Castillo, va a su casa a arreglar unos asuntos. Yo me quedaré en la celda en su lugar como prisionero. Cuando él regrese me manda usted a despertar. A la mañana siguiente, cuando llegó al cuartel el superior de Fuero, General Sóstenes Rocha, el encargado de la guardia le informó de todo lo sucedido. Corriendo fue Rocha a la celda en donde estaba Fuero y lo encontró durmiendo tranquilamente. Lo despertó moviéndolo. – ¿Qué hiciste Carlos?, ¿Por qué dejaste ir al General del Castillo? – Ya volverá – le contestó Fuero. – Y si no lo hace, entonces me fusilas a mí. En ese preciso momento se escucharon pasos en la acera. – ¿Quién vive? – gritó el centinela. – ¡México! – respondió la vibrante voz del General del Castillo. – Y un prisionero de guerra.
Cumpliendo su palabra de honor volvía Don Severo para ser fusilado. El final de esta historia es feliz. El General Severo del Castillo, no fue pasado por las armas. Rocha le contó a don Mariano Escobedo lo que había pasado, y éste le informó a don Benito Juárez. El Benemérito, conmovido por la magnanimidad de los dos militares, indultó al General y ordenó la suspensión de cualquier procedimiento contra el Coronel Fuero. Ambos eran hijos del Colegio Militar; ambos hicieron honor a la Gloriosa Institución. Ambos hicieron honor a su palabra. De ahí deriva también la palabra «Fuero»: tener «Fuero» es tener un privilegio, que debe sustentarse en la palabra de honor y en un juramento o «protesto».
Página; Oaxaca, la historia jamás contada. Escrito por Guillermo Rangel Rojas.
“El enfermo localizó la oportuna ayuda pecuniaria y, en aquel instante, del fondo de su alma agradecida… exclamó alborozado: “Dios nunca muere para los pobres”.
Macedonio comentaba con su esposa Petronila, la oferta que el Lic. José Esperón, le había hecho sobre un empleo de maestro de música en su hacienda “La Concepción”, en Tlaxiaco, ella le dijo “tal vez sea una solución para que te alejes de la bebida que puros problemas nos ha traído”
Ya en la hacienda, Macedonio aunque tomaba menos por las dolencias hepáticas, tosía mucho y cada vez estaba más débil pues comía poco, perdía peso, tenía sudores nocturnos, escalofríos y fiebre, ante esto, empeñaron el violín y regresaron primero a Yanhuitlán de donde era su esposa y después a la ciudad de Oaxaca.
En Oaxaca, ya muy grave, alquila una pieza en casa de la familia Aguilar de oficio panaderos, y manda a su esposa a que llamara a su hermano Bernabé, quien se había casado con la señora Manuela Orozco, dueña de la fábrica de cigarros “La Ópera” por lo que llegó el personaje en un carruaje tirado por caballos y vestido muy elegante, entró al cuarto y después de oír a su hermano le contestó, “¡No eres de los de Santa Cecilia? Arruínate! Y dando madia vuelta salió del cuarto.
Macedonio se puso a recordar cuando el 30 de julio de 1854 de 23 años él y ella de 21, Petronila Palacios avanzaba por el pasillo de la iglesia, con su cara resplandeciente de alegría, la misma que tenía cuando nació cada uno de sus tres hijos, la vez que se presentó en el “Teatro Noriega” techado con tejamanil, lámparas de petróleo y bancas de madera, con Cosme Velásquez, Manuel Cerqueda, Juan Sánchez Hernández, Adrián Zárate y Rito Pérez para dar un concierto; recordó las serenatas o “gallos” que llevaban, y cuando acudía con sus hermanos a las clases de música con el profesor José Domingo Martínez; una sonrisa le apareció cuando recordó la ocasión en que el Cónsul de España D. José Zorrilla lo contrató para que en la cena baile que daba por el triunfo de la Armada Española en Teuán, tocara una composición escrita para esa ocasión, en homenaje a ésta victoria, se puso de acuerdo con el maestro Velásquez que tocó en el piano e improvisó, “…comenzamos en do mayor, le dijo, e irás modulando progresivamente los demás tonos hasta resolver la misma tonalidad. Dicho y hecho. El maestro hizo vibrar las cuerdas de su violín y un hermoso vals dejó admirada a toda la concurrencia. Al terminar, cuando la ovación fue estrepitosa, don Macedonio dijo al maestro Cosme Velásquez, no podría escribir, lo que hoy he tocado”.
En éstas cavilaciones estaba cuando se le acerca su afligida esposa, no tenían para darle de comer a los niños y menos para algún medicamento que aminorara el sufrimiento del maestro, y le comenta, vinieron a visitarte don Cosme Velásquez y don José Maqueo, tus compañeros de la asociación “Santa Cecilia”; “…los que entre charla y charla, dejaron oculta (un ayuda de $40.00) discretamente bajo la almohada del paciente. Cuando los dos benefactores se habían ausentado, el enfermo localizó la oportuna ayuda pecuniaria y, en aquel instante, del fondo de su alma agradecida brotó una feliz expresión que es todo un poema filial y de profundo reconocimiento a la Providencia de Dios y exclamó alborozado: “Dios nunca muere para los pobres” … y pidiendo papel pautado y lápiz … escribió el hermoso Vals en cuyas emotivas notas revela no sólo la penosa situación por la que atravesaba con pobreza, enfermedad, incomprensión, con torturas físicas y morales…” Sus amigos de la Asociación Filarmónica mutualista de “Santa Cecilia”, al enterarse que Macedonio recibiría los últimos sacramentos, acudieron como orquesta a interpretar el vals que se estrenó en su sacramento, don Macedonio derramó una lágrima y murmurando el nombre de su madre Tomasa, murió el 12 de septiembre de 1869 las doce del mediodía.
Fuentes: Lino R. Vargas. Monografía de don Macedonio Alcalá. Oaxaca. 1969. Francisco Moncada García. Pequeñas Biografías de Grandes Músicos Mexicanos. Ediciones Framong. México. 1966.
Alain Touraine, padre del término sociedad postindustrial, murió ayer en París rozando el siglo de vida. Se va el que para muchos es uno de los sociólogos más influyentes del siglo XX, junto a otro gigante: el polaco Zygmunt Bauman, con quien compartió el premio Príncipe de Asturias de la Comunicación y Humanidades en 2010.
Touraine (Hermanville-sur-Mer, Francia, 1925) centró la mayor parte de su legado intelectual en la sociedad de la acción. Nacido en una familia burguesa y conservadora, sus inicios intelectuales se dedicaron a la sociedad del trabajo y la conciencia laboral. Como ejemplo basta observar su tesis de doctorado, enfocada en los operarios del fabricante de automóviles Renault. Eran trabajos realmente de campo, ya que este autor entró a trabajar en distintas fábricas para conocer mejor los sujetos de su estudio.
Su interés por los movimientos sociales se plasmó en el análisis del Mayo del 68 y los alzamientos militares que transformaron (y ensangrentaron) la realidad de Latinoamérica de aquellos años. Sus tesis colocaron al individuo como agente de estos movimientos.
«¿Ha pasado ya el tiempo de las luchas sociales, de las relaciones de clase y de los movimientos sociales?», se preguntó en La voz y la mirada, ya en 1978, obra que resume la sociología de estos movimientos, ya sean estudiantiles, regionalistas o feministas.
El legado intelectual de Touraine es abrumador. Se graduó en Historia en 1950 en la Escuela Superior de París y completó sus estudios en las universidades estadounidenses de Rockefeller y Harvard. En 1956, fundó el Centro de Investigación para la Sociología del Trabajo en la Universidad de Chile y, en 1958, el Taller de Sociología Industrial de París, que luego pasó a denominarse Centro para el Estudio de los Movimientos Sociales. En 1960 se doctoró en Letras y fue profesor de Literatura en la Universidad de París-Nanterre. En los 80 su actividad no decreció. Fundó el Centro de Análisis de Intervención Sociológica, que dirigió hasta 1993. Su última etapa pública la cerraría como director de Estudios de la Escuela de Altos Estudios de Ciencias Sociales de París.
Touraine fue un hombre comprometido y de izquierdas, pero sin simpatía por el marxismo, que contó con el respeto intelectual de la derecha. Su libro El postsocialismo (1980) es una denuncia de cómo el socialismo tradicional se iba alejando de la realidad obrera y los movimientos sociales, un planteamiento que no pasa de moda si se analiza la crisis brutal que vive el que llegó a ser hace no tanto el partido francés más poderoso.
Fue progresista pero sin simpatía por el marxismo
En los primeros años 90 Touraine fue muy cañero con el neoliberalismo, que vivía su época de esplendor, y defendió la necesidad de impulsar un nuevo movimiento social frente a la globalización, a la que criticaba por fomentar el individualismo y fragmentar la sociedad.
Touraine siempre fue independiente y argumentó sus posiciones. Fue crítico con la huelga de diciembre de 1995 contra la reforma de la Seguridad Social francesa, porque, a su juicio, no planteaba las cuestiones adecuadas, centrándose en la defensa de los asalariados.
Entre su amplia obra destacan los libros Sociología de la acción (1965), la citada La voz y la mirada, en el que describe el método de investigación desarrollado durante su estancia en Polonia, llamado «intervención sociológica»; Solidaridad: análisis de un movimiento social (1983); Workers movement (1987) y Critique of modernity (1996). En su libro Un nuevo paradigma para comprender el mundo de hoy (2005) analiza el cambio social experimentado por las sociedades complejas durante las dos últimas décadas. En El mundo de las mujeres (2006) examina la construcción sociológica del sujeto femenino a través de un trabajo de investigación fundamentado en entrevistas. Escribió también, junto a Ségolène Royal (candidata socialista al Eliseo ante Sarkozy en 2007), Si la gauche veut des idées (2008).
Además de la coronación del Príncipe de Asturias que recogió en Oviedo, fue oficial de la Legión de Honor y de la Orden del Mérito de Francia, así como doctor honoris causa de un gran número de universidades.
Esta obra está ambientada entre los años 30´s y 40´s, años muy convulsos en España y toda Europa, teniendo como eje a Sira Quiroga.
Publicada en el 2009, la novela es una gran cadena de avatares, entre romance, trazos de intriga que rememoran pasajes de cine clásico, sucesos iniciáticos, localizaciones exóticas y esquemáticos apuntes histórico-ideológicos.
Sira una joven modista que abandona Madrid arrastrada por un amor, se instala en Marruecos, pero sufre el dolor de la traición y el abandono en el peor de los momentos. Contra todo pronóstico, Sira debe volver a su patria y comenzar de nuevo.
«En cualquier momento y sin causa aparente, todo aquello que creemos estable puede desajustarse, desviarse, torcer su rumbo y empezar a cambiar».
Una labor exhaustiva llevada a cabo por la autora que logra recrear la época en la que transcurre la trama. Así nos mostrará cómo era la España prebélica y el ambiente castizo en el que se movía Sira Quiroga, el paisaje exótico del protectorado español de Marruecos y la vida en su capital, Tetuán, un mosaico en el que convivían distintas culturas invitándonos a pasear por las calles de la judería o a visitar las residencias que los españoles tenían en el ensanche.
«Nadie es quien solía ser después de una guerra como la nuestra».
Una época de contrastes en la que nos encontramos con la pobreza de unos y el glamur en el que nadaban los más poderosos.
Opulencia que también volveremos a encontrarnos en el Madrid de la posguerra a donde se trasladará Sira Quiroga para continuar con su misión, pues nadie desconfiaría de que una modista de alta costura en cuyo taller se atendía, sobre todo, a las esposas de los militares nazis que hasta la ciudad norteafricana y la capital madrileña se habían trasladado y en donde se encontrarían con un conflicto de intereses con los aliados en una carrera entre ambos bandos en la que se presagiaba un inminente inicio de una nueva conflagración a escala mundial.
«Nunca habría podido imaginar que la sensación de volver a tener una aguja entre los dedos llegara a resultar tan gratificante».
El tiempo entre costuras es una novela que transpira historia por todos lados lo que le da un aire previsible a la misma, no cabe duda, pero la novela de ficción histórica siempre adolecerá de este bendito defecto porque la historia pasada no se puede cambiar.
«La rectitud y la honradez eran conceptos hermosos, pero no daban de comer, ni pagaban las deudas, ni quitaban el frío en las noches de invierno».
Solo los hechos ficticios y las licencias que pueda tomarse el autor en determinados momentos de su obra servirán para que el lector quede cautivado por el trabajo realizado. Y esto, sin duda, lo logra María Dueñas con la figura de Sira Quiroga y todo lo que ocurre a su alrededor. Es una gran oportunidad para quienes no acostumbran a leer novelas de ficción histórica se adentren en este género.
«Tenemos que ayudar. Tú, yo, todos, cada uno en la medida de sus posibilidades. Tenemos que aportar nuestro grano de arena para que esta locura no siga avanzando».
«El tiempo entre costuras» un interesante momento de la guerra civil española, entre espionaje, traición, abandono, conspiración, amor, y el coraje de Sira Quiroga, una mujer que se formó a sí misma aun contra corriente.