Francisco Gabriel Montes Ayala.
La batalla de Chapultepec es un acontecimiento histórico de México, en la guerra entre Estados Unidos y nuestro país, que derivó en la pérdida de más de la mitad del territorio nacional. Aquí la narración de un libro que se publicó en 1848, un año después de la derrota del ejército mexicano. Varios autores escriben estos “Apuntes” que se llaman Historia de la Guerra entre México y Estados Unidos. Aquí la narración de aquel acontecimiento que da la historia de los Niños Héroes.

“El enemigo había formado tres columnas a las órdenes de los generales Pillow, Quitman y Worth, ocupó el bosque con sus rifleros que, saliendo del Molino, arrollaron a los pocos tiradores que hasta el pie. La columna del general Worth volteó la posición y figurando un ataque por la calzada de Anzures llamó la atención del general Santa Ana. Una nube de tiradores avanzando rápidamente sobre el puente de la calzada de la Condesa, se abrigó en los troncos de los magueyes que habían sido talados y en las desigualdades y chozas inmediatas. Este ataque también se juzgo verdadero por el general en jefe, que alternativamente atendía los tres puntos dichos y tenía la mayor parte de sus tropas en inacción formadas en toda la calzada. Los enemigos viendo que su plan surtía efecto, y que se resistían con vigor sus falsos ataques, dirigieron el grueso de sus columnas, que entraron por el Molino, el asalto del cerro, las que flanqueadas y precedidas de sus tiradores comenzaron a subir, la una por la rampa y la otra por la parte accesible del noreste, entretanto que el norte y oeste una nube de tiradores trepaba y se aprovechándose de las peñas, arbustos, ángulos muertos y mala aplicación al terreno de nuestras fortificaciones, apagaba con sus tiros certeros los de nuestros defensores, o los distraía de atender a la columnas de asalto, que no encontraron más resistencia formal que la que se les opuso en la rampa y al pie del cerro el valiente y denodado teniente coronel D. Santiago Xicoténcatl con su batallón de San Blas; pero flanqueado, envuelto y muerto este jefe, y la mayor parte de sus oficiales y soldados, los enemigos avanzaron por el segundo tramo de la calzada con bandera desplegada, cayendo esta algunas veces por la muerte del que la llevaba y retorciendo algunos pasos las columnas; pero tomando otro la bandera y continuando el avance hasta el terraplén, donde nuestros pocos defensores, aturdidos por el bombardeo, fatigados, desvelados y hambrientos fueron arrojados a la bayoneta sobre las rocas o hechos prisioneros, subiendo una compañía del regimiento de Nueva York a lo alto del edificio, desde donde algunos alumnos hacían fuego y eran los últimos defensores del pabellón mexicano, que muy pronto fue reemplazado por el americano”.
Los niños héroes no son mencionados por sus nombres, pero los alumnos del Colegio Militar, estaban allí, defendieron unos cuantos la posición y fueron muertos unos, y prisioneros otros, dos de aquellos serían a la postre los llamados Macabeos del ejercito conservador Luis G. Osollo y Miguel Miramón, los mejores generales de la facción conservadora.








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