El matrimonio de Isabel de Moctezuma, hija del Tlatoani Montecuzoma con Pedro Gallego de Andrade

La Princesa Isabel de Moctezuma, caso en 1528, con español Pedro Gallego de Andrade, nacido en Burguillos del Cerro, pasó a América junto a Narváez, siendo hombre de confianza de Hernán Cortés.

Allí se casó con la princesa Tecuixpo, hija legítima del Emperador Azteca Moctezuma, más tarde llamada Isabel de Moctezuma.
De ese matrimonio nació en 1529 el que pudo ser un Principe Imperial Azteca Juan de Andrade Moctezuma.


“Niño en cuyas venas corrían fundidas la sangre de los soberanos indígenas y la de una honrada familia extremeña de labradores, de Burguillos del Cerro”.

Esto nos lo cuenta el Conde de Canilleros en el artículo adjunto, publicado en la prensa en la década de los sesenta del siglo pasado.

En Burguillos del Cerro hay una calle dedicada a Pedro Gallego de Andrade, la situada delante de la parroquia.

CRÉDITOS: «Burguillos y su historia»

Comentando: El intervencionismo en nuestra Historia.

Mtro. Francisco Gabriel Montes Ayala

Joel Robert Poinsset, penitenciario de EUA en México.

La narrativa de la historia, podrá tener versiones variadas, de acuerdo a la ideologización o politización que el sistema impone. Pero algo que es tan cierto en la Historia de México, es la intervencionismo de nuestros vecinos del norte; este libro que se concluyó en 1951,  el historiador, José Fuentes Mares, 𝗣𝗼𝗶𝗻𝘀𝘀𝗲𝘁, 𝗵𝗶𝘀𝘁𝗼𝗿𝗶𝗮 𝗱𝗲 𝘂𝗻𝗮 𝗴𝗿𝗮𝗻 𝗶𝗻𝘁𝗿𝗶𝗴𝗮, es una prueba documental, de que nuestros vecinos,  desde los tiempos de la independencia, fueron quienes impulsaron  aquellos movimientos independentistas en América del sur; la copia exacta de la constitución norteamericana, sería transcrita en 1824 para México.

𝗝𝗼𝗲𝗹 𝗥𝗼𝗯𝗲𝗿𝘁 𝗣𝗼𝗶𝗻𝘀𝘀𝗲𝘁, fue el artífice de la aplicación del «destino manifiesto» en México, con la formación de un «partido americano», camuflado como partido liberal, como lo reconoce él mismo, en informes oficiales, para que en 1847, México perdiera sus territorios del norte, con la complicidad de muchos que hoy son héroes y estatuas de bronce, producto de la narrativa política, manipulada, perversa;  desde aquel entonces, se convirtió el pobre México, en el «patio trasero» de la potencia norteña.

La historia sirve para entender el presente, pero predecir, si es posible, el futuro. Documentos como este que nos presenta Fuentes Mares, nos enseña que este país, cumple con aquella frase famosa del presidente Díaz, «𝗽𝗼𝗯𝗿𝗲 𝗠𝗲́𝘅𝗶𝗰𝗼, 𝘁𝗮𝗻 𝗹𝗲𝗷𝗼𝘀 𝗱𝗲 𝗗𝗶𝗼𝘀 𝘆 𝘁𝗮𝗻 𝗰𝗲𝗿𝗰𝗮 𝗱𝗲 𝗘𝘀𝘁𝗮𝗱𝗼𝘀 𝗨𝗻𝗶𝗱𝗼𝘀» y sigue la mata dando hasta el día de hoy.

Libro de Fuentes Mares

Se dejó de celebrar en México el día 27 de septiembre, día de la independencia ¿Sabes por qué?

Mtra. Patricia G. Frese

Agustin de Iturbide, libertador

Durante varios años años se celebraron con el mismo entusiasmo las dos fechas importantes de nuestra Independencia: el 16 de septiembre de 1810 y el 27 de septiembre de 1821.

Fue después de la Revolución que en 1921, Álvaro Obregón decidió «olvidar» la fecha que conmemora la entrada de Agustín de Iturbide a la CDMX. Así, de un plumazo borró de las efemérides la Consumación de la Independencia.

Sin disparar una bala, Iturbide nos dio nombre, Patria, libertad y colores para la bandera hace 204 años. Estamos en la víspera del cumpleaños de nuestro país ¡Viva México!

La foto corresponde a un fragmento del Manifiesto de Liorna que escribió Iturbide en Italia en 1823. La sangre es de él, porque tenía el manuscrito consigo cuando lo fusilaron en Padilla, Tamaulipas.

Fue en 1925, bajo la presidencia de Plutarco Elías Calles, cuando el Congreso ordenó retirar las letras de oro con el nombre de Iturbide del recinto legislativo. La decisión formaba parte de la política de exaltar a Hidalgo, Morelos, Guerrero y Juárez, y minimizar a Iturbide, visto como “monárquico” y contrario a los ideales republicanos que se querían consolidar.

Finalmente, en 1971, Luis Echeverría mandó construir la presa Vicente Guerrero, que sepultó al viejo pueblo de Padilla bajo el agua, obligando a trasladar a la población a Nuevo Padilla.

¡Viva Iturbide!

El calicanto en Sahuayo. Tradición románica que perdura en el siglo XIX, que llega a la actualidad.

Francisco Gabriel Montes

El calicanto, es una mezcla de cal, canto (piedras de río), arena, tierra y como diluyente del agua. Se dice que surgió este tipo de materiales de construcción en el siglo II a.C., en el imperio romano; se construyeron con calicanto, fortalezas, castillos, puentes, torres y muros que buscaban paredes verticales y fuertes. Se siguió usando en todas las etapas históricas, la edad media, el renacimiento y llegó con los europeos a América y a la Nueva España, para continuar su tradición de construcción arquitectónica en el siglo XIX y principios del siglo XX.

El calicanto, según nos dicen algunos expertos, que tiene las características siguientes:

  • Alta Resistencia: Los muros de calicanto son conocidos por su solidez y resistencia a los terremotos y al paso del tiempo.
  • Excelente Aislamiento Térmico: La porosidad de la mezcla de calicanto proporciona un buen aislamiento térmico, reduciendo la necesidad de sistemas de calefacción y refrigeración.
  • Durabilidad: El calicanto, con el mantenimiento adecuado, puede durar siglos.
  • Estética: La textura y el color del calicanto aportan una belleza natural y rústica a las construcciones.
  • Respiración: Permite la transpiración de la pared, evitando la acumulación de humedad. (Padua, Materiales, 2025)

En Sahuayo, existen viejas construcciones que vienen del siglo XIX. Ponemos cuatro ejemplos: el templo de Santiago en el centro de la ciudad, aunque cubierto de cantera el edificio, hay una parte final del templo por la calle Sahagún, que nos muestra el calicanto usado en su original construcción hacia 1850 en adelante.

El templo del Sagrado Corazón de Jesús, es uno de los monumentos que expone en su lado norte del edificio, las diversas etapas de construcción que se iniciaran en 1882; se puede notar el calicanto, exquisito, revuelto con zonas de ladrillo.

Una casa fabulosa, del siglo XIX, es la del Padre Trinidad Barragán, que muestra un calicanto fin, hace esquina con Guerrero y Abasolo; propiedad que fue de los padres del sacerdote y ahora de la parroquia de Santiago.

También se puede disfrutar de la construcción de calicanto y ladrillo, del antiguo acueducto en las afueras de Sahuayo, hacia la zona del rincón de San Andrés, sobre el lecho del río Sahuayo, que fuera construido por un ayuntamiento en los últimos años del siglo XIX.

La influencia románica, posteriormente medieval y renacentista se ve en estos edificios históricos que tiene la ciudad de Sahuayo, que durante el siglo XIX casi todas las construcciones, estaba hecha de calicanto; en las casas habitación, arquerías en el centro de la población y casonas solariegas.

Referencias

Padua Materiales: paduamateriales.com/

El tetramorfo de los evangelistas.

Ssly Katlheen *Arte Medieval

Un tetramorfo o, según el Diccionario de la lengua española, tetramorfos (del griego τετρα, tetra, «cuatro», y μορφη, morfé, «forma») es una representación iconográfica de un conjunto formado por cuatro elementos.

La más extendida de estas es cristiana, que los asocia con los cuatro evangelistas, aunque esta tradición se remonta al Antiguo Testamento, cuando el profeta Ezequiel describió en una de sus visiones cuatro criaturas que, de frente, tenían rostro humano y, de espaldas y en cada lateral, tenían rostro animal (Ezequiel 1:10). Una visión muy similar aparece en un pasaje del Apocalipsis de Juan (Apocalipsis 4:1-9) que describe a cuatro ángeles zoomorfos que rodean al pantocrátor.

Los tetramorfos y el pantocrátor son una constante del arte medieval, tanto en escultura como en pintura, sea mural o en códices miniados.

Grupo de Facebook: Arte Medieval.

La torre de cráneos de los sacrificios humanos. Barbarie del imperio mexica. No creían, pero allí está.

Francisco Gabriel Montes Ayala *Colaborador

Fray Bernardino de Sahagún en el libro II de la Historia General de la Cosas de la Nueva España, en su apéndice II ( Editorial Porrúa) hace una relación de edificios del gran templo de México: en el lugar 41 dice lo siguiente: «El cuadragésimo primero edificio se llama Hueitzompantli; era el edificio que estaba delante del cu de Huitzilopochtli, donde espetaban las cabezas de los cautivos que allí mataban a reverencia de este eficio, cada año en la fiesta panquetzaliztli.»

Esta fiesta, «era un día después del mes que se llama ochpaniztli » donde los dueños de los esclavos, sin precisar hombres, mujeres o niños, se preparaban «estas fiestas solo las hacían los mercaderes que compraban los esclavos» estos visitaban a sus familias y las casas de sus dueños «y algunos que tenían buen corazón, y 0tros no podían comer, con la memoria de la muerte que luego habían de padecer«- Dice Sahagún, que los primero cuatro sacrificados era en el juego de pelota «dos a honra del dios Amapan y otros dos a honra del dios Oappatzan, cuyas estatuas estaban junto al Tlachco (juego de pelota), en habiéndolos muerto arrstrábanlos por tlachco- ensangrentábase todo el suelo con la sangre que de ellos salían yéndolos arrastrando-« Asimismo asesinaban a cautivos sin precisar cuantos, «les sacaban el corazón» y mientras algunos peleaban en dos bandos «tomaban luego a los cautivos y a los otros esclavos que habían de morir y traíanlos en procesión alrededor del cu solo una vez» posteriormente Fray Bernardino, narra que «llegando arriba mataban primero a los cautivos, para que fuesen delante de los esclavos, y luego mataban a los esclavos…descendían el cuerpo por las gradas rodando, derramando por ellas la sangre; así hacían a todos los esclavos que mataban a honra de Huitzináhuatl, solos ellos morían, ningún cautivo moría con ellos, matábanlos en su cu de Huitznáhuatl.» esto el primero y tercer día; el cuarto día, los muertos habían sido repartidos para comer y decapitados para ser espetados. Anexados al Hueytompantli. Así se hacía la colección.

Fray Toribio de Benavente dice: » Las cabezas de los que sacrificaban, especialmente tomados en guerra, desollábanlas y si eran señores o principales personas los así presos, desollábanlas con sus cabellos y secábanlas para guardar. De estas había muchas al principio; y sino fuera porque tenían algunas barbas, nadie juzgara sino que eran rostros de niños de cinco o seis años, y causábanlo estar, como estaba, secas y curadas. Las calaveras las ponían en unos palos que tenían levantados a un lado de los templos del demonio; de esta manera: levantaban quince o veinte palos más y menos de largo de cuatro a cinco brazas fuera de tierra y en tierra entraba más de una braza, que eran una vigas rollizas apartadas una de otras cuando como seis pies y todas puestas en hilera, y todas aquellas vigas llenas de agujeros; y tomaban las cabezas horadadas por las sienes y hacían unos sartales de ellas en otros palos delgados pequeños y ponían los palos en los agujeros que estaban hechos en las vigas que dije, y así tenían quinientas en quinientas y de seiscientas en seiscientas y algunas partes de mil en mil calaveras; y en cayéndose una, ponían otras, porque valían muy barato; y en tener aquellos tendales muy llenos de aquellas cabezas mostraban ser grandes hombres de guerra y devotos sacrificadores de sus ídolos»

Actualmente se han descubierto dos columnas circulares de más de cuatro metros de altura que flanqueaban estos postes, compuestas por hileras de calaveras unidas con argamasa. Hasta hoy, se han identificado 655 cráneos humanos: 60% masculinos, 38% femeninos y 2% de infantes.

Pero aquellas que eran solo en columnas de palos, seguramente se perdieron los miles de restos humanos.

Fuentes consultadas:

1.-Historia General de las Cosas de la Nueva España, de Fray Bernardino de Sahagú, Libro II, Apéndice II, Editorial Porrúa.

2.-Historia de los Indios de la Nueva España de Fray Toribio de Benavente, Motolinía, Tratado I, Capítulo 9, pág. 42 y 42, Editorial Porrúa

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Las calamidades del año del hambre

Mtro. Manuel Flores Jiménez * Cronista de Jocotepec, Jalisco.

El año del hambre

Veinte años después de fundada la parroquia de Jocotepec, si bien es pertinente recordar que fue el 15 de julio de 1765, una serie de trastornos climáticos ocasionaron en una buena parte del virreinato de la Nueva España, graves problemas en el abastecimiento de alimentos que desencadenaron enormes necesidades en la alimentación en gran parte de la población, por la escasez de productos básicos del campo, principalmente semillas como el maíz y el frijol.

Lo anterior, debido a la crisis ocurrida en los años de 1785 y 1786, donde los historiadores señalan que las causas se debieron a la pérdida de las cosechas, por las heladas y sequías que diezmaron una considerable parte del territorio virreinal provocando la muerte de muchas personas, debido a la falta de alimentos.

El párroco que sucedió en el cargo al primer cura de Jocotepec (Francisco Roca), José Manuel de Santa Cruz y Romerillo, mismo que hizo los arreglos con el terrateniente de Huejotitán, Guadalupe Buenaventura Villaseñor, para el cambio temporal de la parroquia de Ajijic a Jocotepec, le tocó vivir el flagelo de esta calamidad donde perdieron la vida un considerable número de feligreses de esta demarcación religiosa. Hacia el 9 de febrero de 1787, el encargado de la parroquia era José Antonio Martínez Martaraña.

Gran parte de los habitantes de los pueblos de la región, principalmente indígenas, mulatos y de otras castas desprotegidas, fueron los que sufrieron más esa escasez desmedida en la provisión de los granos requeridos para la dieta de sus familias. Aunado a lo anterior, el azote de las epidemias que diezmaron la población durante los siglos XVII Y XVIII, postraron a los habitantes en la desesperación por la coincidencia de tantos males que se conjugaron.

Los únicos hospitales de indios en Jocotepec, que se sabe de su existencia en aquella época eran los del Santo Cristo de la Expiración, (cuyas constituciones fundacionales se establecieron en 1721) y el de la Limpia Concepción, al igual de este último en los pueblos de San Antonio Tlayacapan, Ajijic, San Juan Cosalá, San Cristóbal Tzapotitlan y San Luis Soyatlán. Todos esos hospitales eran sostenidos por los miembros de las cofradías de naturales que poseían ganado mayor y menor, así como tierras para el cultivo. De esa manera realizaban el sostenimiento de sus modestos hospitales.

La historiadora América Molina del Villar (Remedios contra la enfermedad y el hambre, Historia de la vida cotidiana en México, tomo III. FCE/CM) señala que: Debido al hambre muchos indios abandonaron sus pueblos para “mendigar sustento” en la ciudad de México. Una infeliz mujer de Texcoco llegó a la capital con su hijo muerto en los brazos, debido a que por el hambre “se le había secado la leche y de su falta había perecido su hijo”.

En el bando expedido por el virrey el conde de Gálvez, que la autora anterior también cita, se dice que “Con fecha de 23 de abril me participa el alcalde de Apan, que llega a tal extremo la infelicidad y desdicha de los pobres indios empleados en la labor de las haciendas de aquel distrito que cuando al mediodía dejan el trabajo y deberían tomar algún sustento, unos se sientan a descansar, sin tener que llevar a la boca, y otros a quienes estrecha más la necesidad, se van por el campo a buscar yerbas silvestres, para mitigar con ellas el hambre. ¡Ah qué corazón no enternecerá semejante grado de calamidad y miseria”.

De por sí, la parroquia de Jocotepec, que abarcaba todos los pueblos desde San Antonio Tlayacapan hasta San Luis Soyatlán, incluyendo las haciendas de Huejotitán, Potrerillos y San Martín, en los escritos que sus autoridades religiosas comunicaban a los Obispos de Guadalajara, reiteraban con bastante frecuencia de la marcada pobreza que prevalecía en las familias. Asociado a lo anterior, las condiciones mencionadas acrecentaron los problemas que los habitantes vivieron en los años de 1785 y 1786.

América Molina del Villar señala en el documento mencionado que: “Las heladas y la falta de granos habían deteriorado la salud y condiciones de vida de gran parte de los habitantes. La desnutrición, la ingestión de alimentos en descomposición y el hacinamiento propiciaron la aparición de brotes epidémicos. Por ejemplo, en Guadalajara los desnutridos pobres fueron víctima de una terrible enfermedad llamada la bola que provocó la muerte de más de 50 mil personas”.

La historia nos muestra que la humanidad ha transitado por etapas preocupantes de diversa índole en que las epidemias, las condiciones climáticas adversas, el atraso y poca atención médica, la sobreexplotación de los recurso naturales, el saqueo desmedido del agua de los mantos y la contaminación, entre tantos problemas y por mencionar sólo algunos, son factores determinantes que sufren todos los sujetos de las sociedades de todas las culturas, y que ocasionan gravísimos trastornos en un desarrollo responsable y sustentable. Tarea que es de todos.

Las calamidades que vivieron los habitantes de aquellas épocas llamadas el año del hambre, nos recuerdan las ideas del “progreso improductivo”, descrito por el escritor Gabriel Zaid, al ejercer una crítica certera sobre el manejo inconsciente de todos los recursos que tienen bajo sus responsabilidades, tanto autoridades como ciudadanos. Son más los males que ocasiona el llamado progreso porque no se planea para un beneficio colectivo, sino porque la lógica de la empresa es y será siempre el beneficio de unos cuantos, sin importar las consecuencias de las mayorías.

Los versos del poeta Miguel Hernández, en su poema “El hambre”, nos llevan a la reflexión: “Tened presente el hambre, recordad su pasado/ turbio de capataces que pagaban/ en plomo, /Aquel jornal al precio de la sangre cobrado,/ con yugos en el alma,/ con golpes en el lomo (…) / Nosotros no podemos ser ellos,/ los de enfrente,/ los que entienden la vida por un botín sangriento:/ como los tiburones, voracidad y diente, panteras deseosas de un mundo/ siempre hambriento”.

Creo necesaria y urgente la lectura de la encíclica “Laudato si”, del pontífice Francisco, que muestra una realidad tan preocupante sobre nuestra Casa Común, que es la que habitamos todos y que es de todos. Una mirada hacia el respeto que tienen a la naturaleza otras culturas originarias nos será más conscientes de esa latente problemática que va en aumento exponencial.

Todos los derechos reservados de Autor, México 2024. Manuel Flores Jimenez.

El exilio perpetuo de don Porfirio

Porfirio y Carmelita, su esposa

El Exilio Perpetuo de Don Porfirio…… Hoy 2 de julio como omitir la muerte de don Porfirio, en 1915. Si el curso de su vida va de la mano con la Historia de México durante la segunda mitad del turbulento siglo XIX y los primeros del siglo XX. Don Porfirio murió a sus 84 años de edad, suspirando por su natal Oaxaca donde deseaba ser sepultado. En mayo de 1911, Porfirio Díaz sufría de una enfermedad en las encías, padecía sordera y agotamiento físico, tenía alrededor de más de 80 años de edad, iba perdiendo el control político, la batalla de ciudad Juárez y la intervención de E.U. en el apoyo a los del plan de San Luis y el tratado de ciudad Juárez, hicieron que comenzara a reflexionar sobre su renuncia a la Presidencia.

La noche del 23 de Mayo Díaz comenzó a redactar su renuncia. El 25 de Mayo a las 11 de la mañana, la Cámara de Diputados aprobó en dictamen la renuncia de Díaz. En sus últimas horas en tierras mexicanas Porfirio Díaz pronunció unas palabras al congreso Mexicano: “Espero, señores diputados, que calmadas las pasiones que acompañan a toda revolución, un estudio más concienzudo y comprobado haga surgir en la conciencia nacional, un juicio correcto que me permita morir, llevándose en el fondo de mi alma una justa correspondencia de la estimación que en toda mi vida he consagrado y consagraré a mis compatriotas. Con todo respeto”.

Ya en la estación de trenes de Santa Clara al sur de la capital, el general de división Victoriano Huerta los escoltó hasta el puerto de Veracruz hasta que abandono el país, durante su viaje; en Orizaba el tren fue atacado por bandoleros, pero fueron repelidos por las fuerzas federales de Huerta.

Finalmente el 31 de Mayo de 1911, a bordo del buque alemán Yparanga en el cual abandonó el país. Díaz en el fondo sabía que jamás volvería a regresar a México, era su último adiós a su tierra que tanto quería, durante el viaje sólo se presentó un incidente en la Coruña española un grupo de manifestantes lo acusaron de genocida y si nadie olvida a los Mayas y Yaquis tratados brutalmente durante su gobierno, el 20 de junio de 1911,

Porfirio Díaz llegó a su destino, lo recibieron un puñado de amigos, entre ellos Federico Gamboa, reconocido novelista, posteriormente Don Porfirio se internó en una clínica de Interlaken, Suiza, debido a sus malestares de dentadura, de donde salió curado los últimos días de junio de 1911. Díaz y su familia visitaron París, al llegar al palacio nacional a Los Inválidos sitio donde se conservan los objetos más emblemáticos de la historia de Francia y que sirve de sepulcro a sus héroes, el expresidente platicó con soldados jubilados franceses que habían peleado en la guerra de intervención cincuenta años atrás, el general Gustave Léon Niox, encargado del edificio, escoltó a Díaz hasta la tumba de Napoleón Bonaparte, a quien el general mexicano admiraba. Niox, de pronto, sacó la espada que Bonaparte usó en 1805 durante la Batalla de Austerlitz, y la colocó en manos de Díaz, quien hizo pública su emoción por tener la espada y que este no merecía tenerla en sus manos, a lo que Niox contestó, “Nunca ha estado en mejores manos.

Porfirio Díaz Mori escogió Francia como residencia y, a diferencia de su vida en México, tendría un pequeño departamento ubicado en el número 26 de la Avenida Bosque hoy Avenue Foch la cual atraviesa el Arco del Triunfo y se encuentra ubicada en el Distrito XVI de París, uno de los más opulentos del país, se sabe que le gustaba ir a caminar al Bosque de Boulogne, porque le recordaba a Chapultepec. La decisión de vivir ahí fue debido a que era un inmueble al alcance de sus ingresos que venían del dividendo de sus acciones que tenía en el Banco de Londres. La ausencia de su pensión de ex general fue donada al Colegio Militar para algún alumno destacado, como él lo estipuló, no obstante, eso no fue un impedimento para que viajara a distintos lados como España, Alemania, Austria, Suiza y Egipto. En abril de 1912 fue recibido por el rey Alfonso XIII de España, su esposa y la madre de Alfonso: María Cristina de Habsburgo, familiar del segundo emperador de México y enemigo de Díaz en su tiempo. La prensa de aquel tiempo lo cuestionó sobre si tenía alguna intención de quedarse a vivir en España, dando como respuesta un “sí, tal vez en Barcelona”, sin embargo, nunca se consolidó y moriría en su amada Francia.

El 21 de agosto del mismo 1912 asistió a un desfile militar del ejército prusiano –uno de los más fuertes en aquel tiempo– que se desarrolló en Maguncia, Alemania. Cuando el evento acabó el káiser Guillermo II se enteró que el expresidente se encontraba ahí y lo invitó a su palco personal, en donde hablaron por casi una hora y le reclamó por no avisar su visita para recibirlo con honores. Para 1913 su espíritu viajero lo llevó a Egipto y Suiza, en donde se enteraría de la muerte de Francisco I. Madero, sintiendo tristeza de su deceso, según la correspondencia y dando a entender que nunca había dejado de dar seguimiento a los problemas de México y toda la actividad que se desarrollaba.

Sus días acabaron el 2 de julio de 1915 en soledad: ninguno de sus aliados políticos que se encontraban en Europa fueron con él, solo su esposa e hijo. Fue enterrado en la iglesia de Saint Honoré d’Eylau y para 1921 sus restos fueron trasladados al cementerio de Montparnasse. . Doña Carmelita pensaba regresar algún día a México con sus restos. Para ello, era necesario mantenerlo en buen estado, solamente cuando se convenció de que el Gobierno Mexicano no se lo permitiría; Se decidió a regresar sola, dejando abandonado el cuerpo inerte de su marido. Ahora, don Porfirio y Carmelita están separados; El en París; Ella en el panteón Francés de la Piedad, en la ciudad de México, y al parecer ser que nunca se reunirán….

Yo era de los que pensaba que los restos de don Porfirio deberían regresar a México por un acto de justicia histórica y humana a la vez; Pero he cambiado de opinión, es mejor que los muertos entierren a sus muertos, que ya paso el tiempo en el que el cadáver de don Porfirio tenía alguna significación política y que hay cenizas, como las de los difuntos, que no vale la pena remover; rescoldo que algo queda, como reza el refrán popular y aunque sus restos mortales descansan en tierra extranjera, su recuerdo sigue estando aquí, entre nosotros, donde todavía, a 107 años de su muerte le seguimos llamando; Don Porfirio…

Fuente: conoce México a través de su historia.

7 de junio de 1840. Nacimiento de la Emperatriz Carlota de México

En una fecha como esta, pero de 1840, hace 184 años, en el palacio de Laeken, en Bruselas, vio la luz primera María Carlota Amelia (Amalia en algunas biografías) Victoria Clementina Leopoldina, mejor conocida por su segundo nombre, princesa de Bélgica, y luego Emperatriz de México al lado del austriaco Maximiliano de Habsburgo, con quien contraría matrimonio el 27 de julio de 1857. Sus padres fueron Leopoldo l, rey de Bélgica, y de la princesa María Luisa de Orleans.

Emperatriz Carlota, hija de Leopoldo I de Bélgica y María Luisa de Orleans, nacida el 7 de junio de 1840.

De ella fue la Guardia Belga que, el 11 de abril de 1865, fue vencida por las huestes republicana del general Nicolás Régules Cano en Tacámbaro, Michoacán. La historia de esta batalla, así como del oficial –español que adoptó a México como su patria– puede leerse en otra de las entradas de Crónicas de la Ciénega.

Carlota, cuyo trágico destino es de sobra conocido, vivió hasta la edad de ochenta y seis años. Falleció, viuda y bajo las sombras de la locura, el 19 de enero de 1927, en el Castillo de Bouchout, en su natal Bélgica.

Lic. Helena Judith López Alcaraz.

Cristobal Colón y su cita con la muerte.

Darío Madrid.

El 20 de mayo de 1506 murió Cristobal Colón en Valladolid. Su gesta al lograr atravesar un océano desconocido y descubrir un Nuevo Mundo cambió la historia. Permitió que los navegantes españoles lograran poner en los mapas un 57 por ciento del globo terráqueo.
Cada cierto tiempo se lee o se escucha aquello de «Cristobal Colón no descubrió nada. Esas tierras estaban habitadas.»


Según el diccionario de la Real Academia Española descubrir significa “hallar lo que estaba ignorado o escondido, principalmente tierras o mares desconocidos”. También significa «manifestar, hacer patente» y «destapar lo que está tapado o cubierto.» Evidentemente Colón descubrió unas tierras que eran desconocidas salvo por los que en ellas habitaban y las dio a conocer a una mayoría de los habitantes del planeta. Su hazaña logró que todo un continente se pusiera en los mapas y tuvo consecuencias históricas.


Además los habitantes de América antes de la llegada de Colón tenían claro quienes podían ser sus vecinos a una distancia más o menos corta pero desconocían que vivían en un continente y no tenían ninguna relación con los americanos que no se encontraban en su hábitat .

Almirante Cristobal Colón


También dicen que Colón no descubrió América porque con anterioridad un vikingo llamado Erikson llegó a las costas de Terranova que están en el actual Canada. Los saqueadores vikingos no dieron a conocer a dónde habían llegado, ni siquiera sabían que aquello pudiera ser un nuevo continente, fueron incapaces de poner las nuevas tierras en un mapa y su presencia en América no tuvo ninguna consecuencia histórica.


El cuadro que ilustra esta nota es del gran @DalmauFerrer. Muestra el momento en «que Colón y sus hombres dejaban atrás la inmensidad del Atlántico para abrir las puertas de un mundo nuevo; virgen, sin explorar….»


Publicado en España Luz de Trento.