La Batalla de la Trasquila

Jiquilpenses contra galos durante la Intervención Francesa

Lic. Helena Judith López Alcaraz

Expédition du Mexique. — Victoire d’Uquilpan, remportée par le colonel Clinchant, du 2e zouaves, sur les généraux Juaristes Arteaga, Echegueray, Neri et Espinola. (Ce dernier remet son épée au Colonel Clinchant, atteint d’une balle à la jambe. D’après le croquis de M. Maynard.) [La victoria de Jiquilpan, ganado por el Coronel Clinchant, 2ª zuavos, en generales juaristes Arteaga, Echegueray, Neri e Espinola. (Éste último da su espada a Coronel Clinchant, quien recibió un disparo en la pierna)]. Ilustración fechada el 21 de enero de 1865, de la autoría de Gustave Janet y Charles Maurand. Incluida en la revista El mundo ilustrado.

El poblado michoacano de Jiquilpan, que desde el 16 de abril de 1891 ostentaría el rango de ciudad y el apellido del presidente zapoteca de Oaxaca, también tomó parte en la resistencia mexicana contra la invasión de los franceses. Dos años después del famoso combate en Puebla del 5 de mayo de 1862, en esta localidad de la Ciénega, las armas de ambas naciones se batieron… Sólo que allí, a diferencia de lo acontecido bajo el mando del general Ignacio Zaragoza, las de México “no se cubrieron de gloria”.

General José María Arteaga (1827-1865), quien lideró a las tropas republicanas durante la Batalla de La Trasquila.

Se trata de la Batalla de la Trasquila, también llamada de Jiquilpan, que tuvo lugar en noviembre de 1864, específicamente el 22.

En los días previos al día 21, el General de División José María Arteaga Magallanes, conocido liberal y republicano nacido en la capital del país, había ordenado a los Generales de Brigada Leonardo Ornelas Rourigner y Pedro Rioseco Romero –ambos originarios de Guadalajara– que, en unión del coronel Ignacio Zepeda, atacasen al contraguerrillero Rito Sabalsa en la población jalisciense de Jonotepec. El susodicho Sabalsa disponía de doscientos hombres de caballería –del bando conservador– y más de cien franceses del 81 de línea que mandaba el teniente Barberi, así como una media batería de artillería. En adición, en aquella tropa militaban quinientos jinetes mexicanos aliados de los galos. Así lo expone Eduardo Ruiz en su libro Historia de la Intervención en Michoacán.

En Jonotepec, los generales Rioseco y Ornelas lograron la victoria, causaron sesenta bajas muertos y tomaron prisioneros a ochenta artilleros zuavos. Después de la batalla, el Ejército mexicano se trasladó a la región de Jiquilpan, Michoacán, y se distribuyó en los lugares aledaños a esta localidad. González Ortega entró a Jiquilpan a las 11 de la mañana del 21 de noviembre, escoltado por el general Cuervo y el regimiento Lanceros de Jalisco.

Algunas horas después arribó el Ejército. El Cuartel General permaneció en la plaza, y por orden del segundo en jefe, general Miguel María Echegaray, se montó el campamento de la manera siguiente: la División compuesta de fuerzas de Jalisco y San Luis Potosí, al mando del mismo Echegaray, se instaló en el camino que conduce a Mazamitla, al pie de un cerro. Las brigadas de caballería marcharon hasta Guaracha, distante más de dos leguas de Jiquilpan –más de tres kilómetros–, y la mayor parte de la cuarta División, al mando del general Ignacio Herrera y Cairo se alojó en la población. El resto de los soldados, finalmente, se quedó en la loma que daría nombre a la batalla: La Trasquila.

Según el cronista José Luis Ceja, toda la noche del 21 de noviembre llovió de modo torrencial. El 22, durante la madrugada, la avanzada del Ejército Mexicano que acampaba en La Trasquila escucharon el ruido de fuerzas armadas que atravesaban las milpas cercanas. Eran los franceses. Se notificó al general Pedro Rioseco, quien acudió a todo galope en su montura desde el lugar en que acampaba. Iba aún en su corcel, cuando –de acuerdo con José Luis Ceja– fue muerto de un lanzazo por un zuavo francés. Otra versión, la de Jiquilpan y su historia, refiere que lo ultimaron a bayonetazos.

El Ejército invasor avanzó hasta las primeras casas del pueblo, donde estaba el general Leonardo Ornelas, quien combatió con bravura al invasor hasta desplomarse, muerto, de su caballo. A continuación los invasores franceses y los aliados mexicanos penetraron en Jiquilpan para sorprender al resto del Ejército republicano, que fue vencido.

Los cadáveres de Ornelas y Rioseco fueron sepultados en el camposanto de Jiquilpan, que a la sazón se localizaba en el atrio de la Parroquia de San Francisco de Asís –tal era la costumbre en aquella época–. Así lo expone la siguiente partida eclesiástica, que dice:

“En veintidós de Noviembre anterior / estando yo ausente  y según me informó mi Encar- / gado, el Sr. Ver. D. Estevan Careaga fueron se- / pultados en el campo santo algunos cadáve- res de mejicanos  y un extranjero muertos / en la guerra que en este día hubo en La Trasquila / entre Franceses y el Grueso del Ejército de Jalisco al mando del Sr. General Ar- / teaga; allí fueron sepultados, sin derechos los cada- / veres de los Sres. Generales D. Leonardo Ornelas; y D. Pedro Rioseco. José Ma. Prado [Rúbrica]”

La derrota, en suma, fue total para los republicanos. Ruiz, a quien citamos con anterioridad, inclusive llega al extremo de llamar a este episodio histórico “el desastre de Jiquilpan”.

Partida de sepultura eclesiástica de los generales Ornelas y Rioseco. Imagen editada por la autora.

Francisco Hernández Pulido, jiquilpense, en la segunda mitad del siglo XX, relataría así la magnitud de la carnicería:

“Y de tanto muerto que hubo lograron llenar un pozo de cantera que había por ahí, nomás pasaba el carretón lleno de muertos de un lado a otro. Todo eso me lo platicaba mi abuelo, porque mi abuelo era muy viejo” (Ramos y Rueda, 1984, p. 95).

Por su parte, José María Arteaga sería pasado por las armas el 21 de octubre de 1865 en Uruapan, Michoacán. El general Carlos Salazar, los coroneles Jesús Díaz y Trinidad Villagómez y el capitán Juan González correrían una suerte análoga. Todo para cumplir y llevar a la práctica el Decreto sobre guerrilleros y bandas armadas, emitido por el emperador Maximiliano el 3 del mismo mes. Dicho estatuto, conocido como el “decreto negro”, imponía la pena capital para los “guerrilleros”, incluyendo a aquellos republicanos que resistían al Imperio.

Decreto sobre guerrillas y bandas armadas, México, 3 de octubre de 1865, en Diario del Imperio, México, 3 de octubre de 1865, tomo II, núm. 228, p. 333, en AGN, Biblioteca-Hemeroteca.

El 1 de julio de 1934, apenas unos meses antes de ascender a la presidencia de la República, el General Lázaro Cárdenas del Río, oriundo del terruño jiquilpense, inauguró un monumento conmemorativo en la Loma de la Trasquila. Él mismo lo había mandado edificar y costeado, de su propio bolsillo, la mayor parte de su construcción. También se colocó una placa que resume el combate.

Monumento a los generales Leonardo Ornelas Rourigner y Pedro Rioseco Romero, en la Loma de la Trasquila, Michoacán. De México en fotos. Imagen mejorada por la autora.

Dicho monumento aún se conserva. La Loma de la Trasquila ahora es un asentamiento poblado, dentro de Jiquilpan. Una escalinata conduce al obelisco. Yendo unas cuadras hacia el oriente, en línea recta, se sitúa la Parroquia dedicada al Seráfico Padre. Hacia el poniente, se yergue el templo de San José.

Placa colocada en Jiquilpan de Juárez, Michoacán, con fecha del 1 de julio de 1934, para rememorar la Batalla de la Trasquila y la prolongada aunque infructuosa resistencia de las tropas republicanas en contra de las huestes francesas.

Fuentes:

Archivo General de la Nación (11 de octubre de 2022). Medidas contraguerrilleras durante el segundo imperio. Gobierno de México. https://www.gob.mx/agn/es/articulos/medidas-contraguerrilleras-durante-el-segundo-imperio#:~:text=El%20decreto%20del%203%20de,el%20guerrillero%20la%20pena%20capital.

Ceja, J. L. (5 de mayo de 2022). Jiquilpan, donde los franceses derrotaron a México dos años después de la Batalla de Puebla. La Voz de Michoacán. https://www.lavozdemichoacan.com.mx/cultura/historia/jiquilpan-donde-los-franceses-derrotaron-a-mexico-dos-anos-despues-de-la-batalla-de-puebla/

Ramos Arizpe, G. & y Rueda Smithers, A. (1984). Jiquilpan 1895-1920. Una visión subalterna del pasado a través de la historia oral. México: Centro de Estudios de la Revolución Mexicana Lázaro Cárdenas A. C., México. p. 95.

Ruiz, E. (1940). Historia de la Guerra de Intervención en Michoacán. México: Рипол Классик y Secretaría de Educación Pública.


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