Jorge H. Lozano B.
El censo de bienestar debía acabar el 30 de noviembre, sin embargo no fue así. La reconciliación que pregona el ahora Presidente de la República, se implementó desde hace por lo menos un mes atrás, cuando era gobierno de transición y parte de ella fue las reuniones que se tuvieron con alcaldes de todas las expresiones con Roberto Pantoja Arzola, delegado estatal para los programas de beneficio social, lo malo fue que la confianza mató al gato. Porque resulta que los presidentes se echaron el compromiso de censar, vimos cuadrillas de trabajadores pero, los habitantes de las demarcaciones hoy se quejan, de que dejaron casas que no censaron, incluso se presentaron los censadores de las presidencias con cambios, en vez de llenar los formularios en el programa digital que tenían que utilizar en el celular, se hicieron recogiendo copias de credenciales y firmando atrás o en hojas en blanco, porque los presidentes eran los responsables y ellos les iban a dar los programas. No verificaron datos en el programa, etc.
En algunos municipios, los responsables de SEDESOL, estuvieron diciendo a los de 65 y más que no se registraran que era mentira el censo; pueblos completos que no fueron censados; no ofrecieron los programas, e incluso «veían la casa que estaba mas o menos y decían que no teníamos derecho a censarnos, ni a tener programas» dijeron a este medio en una comunidad.
Todo más, en algunos municipios la gente que apoyó a MORENA que trabajó en campaña, quedaron fuera por darles a los trabajadores de las presidencias la confianza y la preferencia para que desarrollaran el Censo para el Bienestar-
Lo que si hubo fueron voluntarios que ni siquiera les apoyaron con gasolina, con apoyos, cabe destacarse que muchos, censaron con claves de líderes de morena, que nunca pudieron obtener claves ellos y que seguramente terminados los censos se irán a su casa sin darles las gracias.
Lo cierto que los empleados de las presidencias cumplieron haciendo quedar mal al Presidente Obrador y a sus programas sociales. En un país donde los políticos no se reconcilian, sino se atacan, no puede haber confianza.

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